28/02.en uno de los abismos de mis noches nada me importó. sabía que mi espacio y el viento no me acompañaban, no estabamos a la par, y que ese día no lo terminaría bien. lo único que aún no sabía era en dónde. el espacio se acomodó y decidió lo que yo no pude - para bien o para mal, no lo sabía -.
me entregué a la indiferencia, al desecho del aburrimiento, de todos mis deseos y pensamientos planeados, envolviéndome con el primer vuelo fugaz de la primera frase o palabra que se cruzara por mi mente. en menos de un minuto destruí todo pensamiento puro, sano y toda claridad. transformé aquello que creí cálido e importante en uno de los momentos más miserables e imborrables de mi vida. después de darme cuenta del acto erróneo que cometí, el aire de asquerosidad no salía de cada extremo de mi. creí que el cuerpo en el que vivía no era mio, no podía ser mio, pero luego lo llegué a reconocer. se creó una cárcel de la que no podía salir y lo único que quería era correr. me dolía el corazón, el alma ya no la sentía y mi cuerpo obedecía a impulsos absurdos de mi mente insana, a no sentir y a buscar la anestesia posterior.
luego en mi mente aparece lo que no se quiere quedar en el pasado, aquel que siempre trata de estar presente para conseguir lo que nunca logró. el recuerdo que buscar cerrar la etapa para siempre, y sanar lo que quedó sangrando sin mi consentimiento. sanar mi alma y recuperar parte de mi vida, aquellos pedazos que se perdieron y buscar lo que tiene que aparecer.
