viernes, 26 de junio de 2009

Con el pie izquierdo no solo por hoy.


Me parecía extraño tanto paraíso en la oscuridad. Que hayan tantos por qués en tanta felicidad artificial. Entre tanta neblina con luz con baterias recargables.
Mi mente le era inerte a todo aquello que se me pasara por delante. La inercia se apoderaba de mis movimientos y lo que salía de mi boca no era más que un libreto que un día inventé para cuando necesite fingir. Para cuando el dolor se haga invisible y pierda la normalidad de mis días.
Las lágrimas de noche vienen poco a poco. Las jeringas se llena con gotas, con cáscadas, con mares y olas que no tienen control, que no tienen cantidad, que aumentan segundo tras segundo, y no deja paso para encontrar la fórmula para encontrar el resultado de todo esto.
Me desenvuelvo en tela de arañas, me enredo, corto los hilos que me contienen y trato de salir con el mínimo esfuerzo. Me dejo caer más profundo ya que siempre supe que partí con el pie izquierdo. Asesinaron a la razón y se apoderó un qué sé yo de todo control.

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